El 1º de abril, en un artículo aparecido en el sitio de pre-publicaciones arXiv, dos investigadores españoles presentaron ante la comunidad científica una nueva idea para tratar de detectar vida inteligente en otros planetas. Si pensamos que algunas civilizaciones alienígenas pueden ser altamente tecnologizadas, ¿por qué no intentar detectar sus cruceros interestelares?
El concepto ya había sido planteado en 1994 por el ingeniero
estadounidense Robert Zubrin, insaciable promotor de las odiseas del espacio y
fundador, en 1998, de la Mars Society. En esa época, Zubrin buscaba observar
los rayos gama que no dejarían de dejar inmensas naves espaciales funcionando
ya sea con antimateria o con propulsión nuclear.
Los españoles han explorado un camino diferente, proponiendo
detectar la luz estelar reflejada por las astronaves. Partieron de la hipótesis
según la cual una civilización avanzada sería capaz de explorar otros sistemas
solares distintos al suyo, con fines científicos o para explotar sus recursos,
o para alejarse de su estrella agonizante antes de que esta explote.
Efectuar semejante viaje interestelar (es decir, recorrer varios
años-luz) implica disponer de una fuente de energía considerable (fusión nuclear,
antimateria, hoyo negro, por ir del más “simple” al más exótico) para poder
avanzar a una fracción no desdeñable de la velocidad de la luz, sin lo cual se
puede apostar a que la aventura, al eternizarse, se saldaría con un fracaso.
Para dar un ejemplo, la estrella más cercana a nosotros, Próxima del
Centauro, se sitúa a 4,2 años-luz, lo que significa que cuando la observamos
por un telescopio vemos la luz que ella emitió 4,2 años antes. Si deseamos
llegar allí a la velocidad de las misiones Apolo (11 kilómetros por segundo)
serían necesarios 110.000 años.
Admitiendo que seamos un día capaces de ir hasta ella a una velocidad
promedio de 30.000 kilómetros por segundo (es decir, una décima parte de la
velocidad de la luz, lo que es enorme), igual necesitaríamos 42 años para
llegar. Largo, pero más abordable.
Necesitaríamos velocidad y también un enorme navío que contenga la
colonia que se lanzará a la aventura, además de toda la carga necesaria para
alimentarla, vestirla, equiparla, etc. Si eventuales extraterrestres han
seguido el mismo razonamiento, se pasean en aparatos más o menos análogos a los
destructores espaciales que se ven en Star Wars.
Esos vehículos pueden también parecerse a la nave del proyecto Ícaro
lanzado por la Tau Zero Foundation y la British Interplanetary Society, que
tendría la altura del Empire Sate Building de Nueva York. Tamaño y velocidad.
Es precisamente a ese dúo al que apuntan los dos científicos españoles.
LUZ
El tamaño para reflectar el máximo de luz, sea de la estrella de la que
nos alejamos o de la que nos acercamos. La velocidad para desplazar, por efecto
Doppler, la longitud de onda de esta luz y todo su espectro electromagnético.
Un astrónomo terrestre que descubra en nuestra galaxia un punto
luminoso dotado de esta rúbrica tan particular se vería obligado a concluir que
se trata de una señal artificial, al no haber ningún objeto natural que se
desplace a algunas centésimas de la velocidad de la luz (excepto los
hipotéticos planetas híper-veloces eyectados por hoyos negros).
Los autores del artículo recomiendan entonces reparar en nuestro
vecindario galáctico parejas estrellas próximas la una a la otra, entre las
cuales podrían transitar amplias naves espaciales. Falta luego disponer de un
telescopio bastante poderoso para detectar, a varios años-luz de distancia, el
reflejo de una estrella sobre un objeto artificial de algunos cientos de metros
de largo… Probabilidad de éxito: extremadamente cercana a cero.
Existe no obstante un caso donde este método de detección de
extraterrestres podría ser más eficaz: si una nave se dirigiera derecho hacia
nosotros, reenviándonos la luz del Sol, de la cual conocemos el espectro
electromagnético en sus más mínimos
detalles. Podríamos por fin gritar ante el planeta que no, no estamos solos en
el Universo. Antes de preguntarnos, qué quieren de nosotros esos visitantes.
Fuente: lanacion.cl
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