Cada célula del cuerpo humano, cien
billones en total, es un gigantesco contenedor de vida, una especie
de galaxia donde el núcleo celular actúa como corazón y centro
galáctico en torno al cual viven y fluyen multitud de modalidades de
vida, desde citoplasmáticas a genéticas, agrupadas en “sistemas”
similares, a su escala, a los sistemas solares. Y las células están
conectadas con el corazón del cuerpo por sistemas como el sanguíneo
y se agrupan en multitud de tejidos y aparatos que constituyen
auténticos Universos o suma de galaxias en el interior del cuerpo
humano, que se configura así como un colosal Multiverso o suma de
Universos.
Cada cuerpo humano, al igual que cada
miembro o componente de los millones de especies de fauna, flora y
minerales que existen en la Tierra, es una célula en el seno del
planeta, fantástico ser vivo que por ello puede ser definido como
Omniverso o suma de infinidad de Multiversos. Y la Tierra cuenta con
un corazón, su núcleo –un corazón radiante cuya temperatura
supera a la de la corteza del Sol-, que se halla conectado con el
corazón de cada ser vivo que en ella mora de idéntica manera a como
el corazón de cada célula del cuerpo humano lo está con su
corazón.
La Tierra, como el resto de los
planetas, astros y componentes del sistema solar, es una célula
dentro de éste, que es otro ser vivo con perfiles de Multiomniverso
o suma de Omniversos. Y el sistema solar tiene al Sol, otro ser vivo,
como corazón, que se encuentra conectado con la totalidad de células
del sistema solar.
Y así se podría continuar repitiendo
la misma pauta y ascendiendo en la escala hacia la Vía Láctea y su
corazón o Centro Galáctico, el Universo, el Multiverso en el que se
integra, el Ommiverso del que éste forma parte, el Multiomniverso al
que éste pertenece y así sucesivamente en el contexto una
prodigiosa e inabarcable Creación donde todo es suma de partes y
forma parte de una suma superior, aunque cada parte es a su vez el
Todo.
Los Puntos X: la conexión entre el Sol
y la Tierra
Si el núcleo o corazón de cada célula
del cuerpo humano está conectado con el corazón por medio de
sistemas como el sanguíneo, ¿cómo se produce la conexión del Sol,
corazón del sistema solar, con las células que lo habitan, por
ejemplo, con la Tierra?. Pues a través de unas “venas” o
“arterias” muy especiales que antiguas culturas visualizaron como
portales ocultos que, a modo de atajos en el espacio y el tiempo,
cumplen la función de conectar a los dos astros directamente y
canalizar sin interferencias un fluido constante de energía entre
ambos. Fluido, por cierto, del que se benefician todas las
modalidades de vida, como la especia humana, que viven y experiencian
en el seno de la Madre Tierra.
¿Increíble?. Jack Scudder, físico de
plasmas de la Universidad de Iowa y colaborador de la NASA, ha
publicado un trabajo en la edición de junio pasado de la revista
científica Physical Review Letters en el que describe la existencia
y funcionamiento de estos portales, a los que denomina “Puntos X”.
En palabras de Scudder, los Puntos X,
definidos científicamente como regiones de difusión de electrones.
“Son lugares donde el campo magnético
de la Tierra se conecta con el campo magnético del Sol, creando así
un camino ininterrumpido que va desde la atmósfera de nuestro
planeta hasta la atmósfera del Sol, a 150 millones de kilómetros de
distancia.”
De hecho, observaciones llevadas a cabo
por las sondas espaciales THEMIS, de la NASA, y Cluster, de la
Agencia Europea del Espacio, sugieren que estos portales magnéticos
se cierran y abren docenas de veces al día y se localizan en el
sitio exacto donde el campo geomagnético terrestre se topa con el
potente viento solar. La mayoría de los portales son pequeños y de
corta duración; otros son muy grandes y duran más tiempo. Ingentes
cantidades de partículas energéticas pueden así fluir a través de
ellos, expandiéndose por la atmósfera superior de la Tierra,
desatando tormentas geomagnéticas, provocando brillantes auroras
polares e impregnado de energía viva toda la vida que mora en la
Tierra.
Procesos de reconexión magnética
Siguiendo con lo aportado por Scudder y
sus colegas, los portales se forman por medio de procesos de
reconexión magnética: las líneas entrelazadas de fuerza magnética
del Sol y la Tierra se unen para crearlos. Los Puntos X son el lugar
exacto donde se producen las intersecciones. La repentina unión de
campos magnéticos puede impulsar chorros de partículas cargadas
desde cualquier Punto X, creando de este modo una región de difusión
de electrones.
Para aprender a localizar estos
eventos, Scudder observó datos proporcionados por una sonda espacial
que orbitó la Tierra hace más de 10 años.
“A finales de la década de 1990, la
sonda espacial Polar, de la NASA, pasó años en la magnetosfera de
la Tierra”, explica Scudder, “y, durante su misión, encontró
muchos Puntos X”.
Gracias a los sensores que formaban
parte del equipamiento de la sonda Polar, Scudder pudo ver cómo era
un Punto X.
“Usando información tomada de Polar,
hemos encontrado cinco simples combinaciones de mediciones del campo
magnético y de partículas energéticas que nos dicen cuando nos
encontramos con un Punto X o con una región de difusión de
electrones. Una sonda espacial, apropiadamente equipada, puede
realizar estas mediciones.”
La NASA está planeando una misión
llamada “MMS” (Magnetospheric Multiscale Mission, en idioma
inglés, o Misión Multiescala Magnetosférica, en español),
programada para ser lanzada en el año 2014, con el fin de estudiar
el fenómeno. Equipadas con detectores de partículas energéticas y
sensores magnéticos, las cuatro sondas de la MMS se dispersarán en
la magnetosfera de la Tierra y rodearán a los portales para observar
cómo funcionan.
Fuente: diariouno.com.ar
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