Michael Gillon, de la
Universidad de Lieja (Bélgica), ha propuesto un método innovador
para detectar la vida en el espacio: en vez de buscar sus orígenes,
propone monitorear el universo rastreando dispositivos de
comunicación interestelar...
Su argumento es muy
simple: si la humanidad ha lanzado varios aparatos destinados a
escuchar posibles señales procedentes de civilizaciones distantes,
sería lógico suponer que otras civilizaciones han hecho lo mismo.
Teniendo en cuenta su supuesto alto nivel del desarrollo tecnológico,
serían capaces de desplegar en el cosmos sondas autorreplicantes de
periodos relativamente largos. Según insiste Gillon en su artículo
publicado en ScienceDirect, la actividad de estas sondas es
detectable.
La coordinación de los
dispositivos sería muy ineficiente si no tuviesen la capacidad de
comunicarse entre sí directamente: cuando una señal es lanzada a
una estrella lejana, ya estaría muy diluida. Gillon concluye que
para poder comunicarse, las sondas deberán usar las estrellas
que orbitan, como lentes gravitacionales: cualquier
estrella es lo suficientemente masiva para doblar y amplificar la luz
y puede servir de potentísima antena. Con lo cual, el científico
belga postula que existen dispositivos de comunicaciones
interestelares a lo largo de las líneas que conectan una estrella a
otra.
Admite que detectar las
sondas sería prácticamente imposible, pero insiste en que habrá
'fugas' de comunicaciones: no existe una radiación absolutamente
coherente ni para señales de radio ni de láser. Como se desconocen
tanto las frecuencias, como sus bandas, las observaciones sobre zonas
focales de sistemas estelares vecinos llevarán tiempo, pero, según
Gillon, hoy en día es el único método que podría acercar el
momento del encuentro con una civilización extraterrestre.
Fuente: actualidad.rt.com
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