En la investigación, que aparece publicada en la revista Earth and Planetary Science Letters, han participado investigadores del instituto SETI, el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés) y la Universidad Johns Hopkins (Maryland, EE.UU.), entre otros organismos, que han analizado imágenes tomadas por HiRISE (High Resolution Imaging Science Experiment), una potente cámara de alta resolución a bordo de la misión MRO, actualmente en órbita de Marte.
Las imágenes de la MRO descubrieron que las rocas de Nili Fossae contienen carbonato, lo que se forma cuando las conchas o los cuerpos de animales muertos se descomponen bajo el suelo. Precisamente, estas rocas marcianas son muy parecidas a las que existen en un punto de la Tierra, la región de Pibara en el noroeste de Australia, donde se han encontrado importantes restos de vida de hace 3.500 años. Los científicos creen que el mismo proceso hidrotermal que ha conservado esas marcas de vida en la Tierra podría haber sucedido también en Marte. Además, «la actividad hidrotermal podría haber provisto suficiente energía para el mantenimiento de algún tipo de vida en las primeras etapas de Marte», explica Adrian Brown, principal autor del estudio.
El descubrimiento resulta sorprendente, ya que, de confirmarse, no sólo demostraría la existencia de vida alguna vez en Marte, sino que esas formas biológicas marcianas podrían ser similares a las que se movieron en la Tierra primitiva.
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