Cada año, en proximidades de estas
fechas, el inmenso río asiático Mekong ofrece un espectáculo tan
maravilloso como intrigante. Desde tiempos remotos, fieles y turistas
se acercan por montones hasta sus costas, a la altura de Tailandia y
Laos, para contemplar las bolas ígneas que brotan desde el agua
hacia el cielo...
A pesar del tiempo transcurrido,
todavía hoy, los científicos no logran hallar una explicación para
este verdadero fenómeno natural. Diversos estudios encarados por el
Ministerio de Ciencia y Tecnología de Tailandia sólo pudieron
esbozar la hipótesis de que los fuegos serían el resultado de la
ignición de gases metano, generados sobre el fondo del río por
acción de las bacterias.
Otros análisis encuentran explicación
en la formación de gases fosfano y difosfano, que no poseen
coloración alguna y explotan a temperatura ambiente. Sin embargo, no
pueden explicar cómo o en dónde se generan.
Mientras que algunos científicos
apuestan a un origen gaseoso, otros, como el profesor Jessada
Denduangboripant, de la Universidad de Chulalongkorn, en Bangkok,
sostienen que las bolas de fuego son un rudimento creado por el
hombre.
Existe un informe televisivo que
muestra a soldados laosianos disparando bengalas al otro lado del
río, mientras el público tailandés aplaude en la orilla,
obnubilado por las pompas ardientes. Con respecto a ello, el propio
embajador de Laos en Bangkok se encargó de desmentir la
artificialidad del fenómeno.
Al tiempo que el ámbito científico no
logra aunarse en una sola explicación, la población local relaciona
a las bolas de fuego con el Vassa, también conocido como la cuaresma
budista. Es precisamente por estas épocas que el fenómeno tiene
lugar y los fieles no dudan en atribuirlo a la mitológica serpiente
Naga, que desde el fondo del río sagrado lanza esferas
incandescentes para saludar a Buda.
Fuente: tuhistory.com
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